Comencé recopilando todos los retazos de tela que tuvieran relación con la
gama del azul y del rosado... había muchos; algunos con historia. Los cosí con puntada
zig-zag, mezclando colores y texturas.
Una vez cosido todo, le coloqué napa por detrás, la que
hilvané a todo el trabajo para posteriormente poder hacer
el quilt muy a mi manera. Y como era grande, me las arreglé para
trabajar en el piso de la cocina y mi gato me hizo compañía.
Luego, pacientemente, adorné cada retazo de tela ( y napa ) con diferentes
motivos a modo de adorno y refuerzo. Esto me tomó varias horas
de cuidadas puntadas.
Finalmente, recorté la napa sobrante, agregué una tela por el reverso
y cosí un borde en tono azul para sellar los bordes.
¡¡¡Trabajo terminado!!!