Con restos de lanas, ganas y paciencia se pueden conseguir
estas abrigadoras mantas para
los días de frío o para envolverse a soñar durante una reparadora siesta.
Ambas fueron hechas con muuuuuuuuuuchos mini ovillos y restos que
quedaron después de pasarme años y años tejiendo a palillo chalecos, chombas, gorros, bufandas
o lo que fuera. Todos estaban
en un cesto, esperando a ser ocupados y esto fue lo que resultó.